Los antioxidantes son moléculas que retardan y previenen la oxidación de otras moléculas del organismo. Son de vital importancia para la prevención de la actuación de los radicales libres sobre el organismo, o simplemente del envejecimiento. Hay que tener en cuenta que esta oxidación se produce por los llamados "radicales libres", moléculas muy reactivas e inestables, que se originan entre otras razones por el tabaco, la contaminación, la mala alimentación o, lo más normal, es que los produzca el propio metabolismo.
El cuerpo genera defensas para neutralizar estas moléculas dañinas, aunque no siempre son suficientes y es necesario la ingesta de sustancias antioxidantes.
Para defender al organismo de los radicales libres es importante llevar una alimentación sana, rica en fruta, verdura y cereales integrales, sobre todo, se debe incluir productos ricos en antioxidantes, que se encuentran en alimentos como el olivo, ajo, brócoli, berenjena, jengibre, tomates o la cebolla, entre otros muchos.
Aumentar la dosis de Vitaminas E, A y C es otro de los factores a tener en cuenta a la hora de defender el cuerpo de la oxidación. La vitamina "E" se puede encontrar principalmente en semillas, frutos secos y aceites vegetales; la "C" está presente en fresas, naranjas, limones, Kiwis, tomates o pimientos; mientras que la "A" se encuentra en pescados, pollo o pavo.
Para incrementar la dosis de antioxidantes existen también suplementos como el ácido lipoico, polifenoles o la coenzima Q10 (coQ10) o ubiquinol, una de las más efectivas en el proceso de producción de energía celular. El Ubiquinol favorece la lucha contra el envejecimiento; mejora la salud cardiovascular; aumenta el aporte energético diario y el rendimiento deportivo. Estos suplementos antioxidantes se pueden presentar en varias formas farmacéuticas, entre ellas, en cápsula de gelatina blanda, una modalidad que aumenta la eficacia de los mismos y es fácil de ingerir, ya que no tiene sabor ni olor.
Otra forma de enfrentarse a la oxidación celular es la práctica regular de ejercicio físico moderado; así como generar hábitos saludables y evitar el tabaco y las sustancias nocivas que contribuyan a la formación de radicales libres. También es importante reducir el consumo de grasas y evitar las comidas copiosas que obliguen al cuerpo a esforzarse en sus procesos metabólicos.
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